Obesidad: una enfermedad silenciosa que avanza y amenaza la salud de los paraguayos

El exceso de peso se convirtió en una de las principales amenazas para la salud pública en Paraguay.

Lejos de ser un problema estético, la obesidad representa una enfermedad crónica y multifactorial que afecta cada vez a más personas, sin distinción de edad, sexo o condición social. Según los últimos datos del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), siete de cada diez adultos paraguayos presentan sobrepeso u obesidad, mientras que uno de cada tres niños y adolescentes también se encuentra con exceso de peso.

Las cifras provenientes de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles muestran una curva ascendente constante durante la última década, evidenciando que los hábitos alimentarios, el sedentarismo y el entorno social juegan un papel determinante en la expansión de esta condición.

Una enfermedad compleja, no un fallo personal

La doctora Tania Hoberuk, endocrinóloga especialista en el manejo de la obesidad, explica que aún persisten muchos mitos sobre esta enfermedad. “La obesidad no es falta de voluntad ni pereza. Es una enfermedad crónica que debe diagnosticarse y tratarse con un enfoque médico integral. Involucra factores genéticos, hormonales, psicológicos y ambientales”, afirmó.

La especialista subraya que la obesidad está relacionada con más de 200 complicaciones médicas, entre las que destacan las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, la apnea del sueño, distintos tipos de cáncer, problemas en las articulaciones y el hígado graso. Además, puede derivar en dificultades respiratorias, infertilidad, alteraciones hormonales y un marcado deterioro de la salud mental.

“En muchos pacientes encontramos cuadros de ansiedad, depresión, estrés crónico o trastornos de la alimentación que se retroalimentan con el aumento de peso. Por eso el abordaje psicológico es tan importante como el nutricional”, añadió.

Atención gratuita y multidisciplinaria

Consciente de esta problemática, el Ministerio de Salud impulsa una red de más de 30 consultorios de Manejo Integral de la Obesidad distribuidos en distintas regiones del país. Estos espacios ofrecen atención gratuita tanto a niños como a adultos, con equipos conformados por nutricionistas, psicólogos, médicos clínicos y especialistas en actividad física.

El objetivo es acompañar al paciente de manera integral, atendiendo no solo la pérdida de peso sino también el bienestar emocional y la adherencia a un estilo de vida saludable. El Hospital de Clínicas, dependiente de la Universidad Nacional de Asunción, también ofrece este servicio con un enfoque interdisciplinario y programas de seguimiento continuo.

“En estos consultorios se enseña a comer mejor, pero también a entender la relación emocional con la comida, el valor del movimiento diario y la importancia de la constancia. No se trata de dietas restrictivas, sino de cambios sostenibles”, detallan desde la cartera sanitaria.

El peso del estigma social

Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las personas con obesidad es el estigma social. Las burlas, la discriminación o los prejuicios dificultan la búsqueda de atención médica y afectan profundamente la autoestima.

“Todavía existe una tendencia a culpar al paciente, como si la obesidad fuera una cuestión de flojera o gula. Esto no solo es injusto, sino peligroso, porque retrasa el diagnóstico y el tratamiento”, sostuvo la doctora Hoberuk.

De acuerdo con diversos estudios, muchas personas evitan acudir al médico por vergüenza o miedo a ser juzgadas, lo que agrava las complicaciones de salud a largo plazo. En este contexto, los especialistas coinciden en que derribar mitos y hablar de obesidad como enfermedad es el primer paso para salvar vidas.

El desafío empieza en la infancia

Los datos del Ministerio de Salud indican que uno de cada tres niños y adolescentes paraguayos tiene sobrepeso u obesidad, una tendencia que preocupa a los pediatras y nutricionistas. Los malos hábitos alimentarios, el exceso de tiempo frente a pantallas y la falta de actividad física están detrás de esta situación.

“Cuando un niño vive con obesidad, es muy probable que arrastre esa condición hasta la adultez, con consecuencias irreversibles. Por eso la prevención debe comenzar en los hogares y en las escuelas”, explicó la licenciada María Caballero, nutricionista del área de Vigilancia Sanitaria.

Programas escolares de alimentación saludable, huertas comunitarias, clases de educación física atractivas y la reducción del consumo de productos ultraprocesados son algunas de las medidas recomendadas para revertir esta tendencia.

Impacto económico y social

Más allá de las consecuencias médicas, la obesidad también tiene un impacto económico. Según proyecciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los países con altos índices de sobrepeso destinan entre 2% y 4% de su PIB a cubrir gastos relacionados con enfermedades derivadas de la obesidad.

En Paraguay, esto se traduce en un aumento de los costos hospitalarios, reducción de la productividad laboral y mayor presión sobre el sistema sanitario. “Estamos ante una epidemia silenciosa que deteriora la salud y también la economía. Prevenir es mucho más barato que tratar”, advierten desde el MSP.

Tratamientos innovadores y esperanza

En los últimos años surgieron nuevas terapias farmacológicas que complementan los tratamientos tradicionales. Estos medicamentos, avalados científicamente, ayudan a controlar el apetito, mejorar la regulación metabólica y reducir el peso corporal en pacientes con obesidad avanzada.

No obstante, los profesionales insisten en que no existen soluciones mágicas. El verdadero éxito se logra con un acompañamiento sostenido, cambios conductuales y apoyo familiar. “La obesidad requiere compromiso, educación y empatía. Cada paciente tiene su historia y merece ser escuchado”, concluyó la doctora Hoberuk.

Una enfermedad que puede prevenirse

A marzo de 2025, el 69% de la población paraguaya presenta sobrepeso u obesidad. Las cifras son alarmantes, pero los especialistas aseguran que todavía se está a tiempo de revertir la tendencia.

La clave está en promover políticas públicas sólidas, entornos saludables, acceso a alimentos nutritivos y campañas que fomenten la actividad física y la educación alimentaria.

“La obesidad no se combate con dietas de moda, sino con conocimiento, empatía y un compromiso social que involucre a todos: Estado, familias, escuelas y empresas”, afirman los profesionales del Ministerio de Salud.

Fonte: Paraguay.com