Noviembre marca cada año una de las campañas de prevención más importantes para la salud masculina, “Noviembre Azul”, un movimiento internacional que busca concienciar sobre el cáncer de próstata, la detección temprana y la necesidad de derribar prejuicios culturales que aún alejan a muchos hombres de la consulta médica.
A pesar de ser una de las enfermedades más frecuentes en la población masculina, sigue estando rodeada de silencios, temores y desinformación.
El cáncer de próstata es hoy el segundo más común en hombres en todo el mundo, y cada año se diagnostican alrededor de 1,4 millones de nuevos casos, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel regional, los especialistas coinciden en que el número de diagnósticos tardíos sigue siendo alto debido a la falta de chequeos preventivos y el miedo al examen urológico.
La importancia de hablar del tema
La campaña Noviembre Azul nació en Australia y rápidamente se expandió por todos los continentes. Su mensaje es directo, la salud masculina no debe ser un tabú. Conversar sobre prevención, exámenes médicos y riesgo oncológico es un acto de responsabilidad personal, familiar y social.
Uno de los grandes desafíos es vencer la reticencia de muchos hombres a consultar a un urólogo. En Paraguay —como en gran parte de Latinoamérica— todavía persiste el estigma de que el examen de próstata es “incómodo”, “vergonzoso” o innecesario si no existen síntomas. Sin embargo, los especialistas insisten: el cáncer de próstata suele ser completamente silencioso en sus etapas iniciales.
La voz del especialista
Para profundizar en el impacto real de la campaña, consultamos al Dr. Roberto Gómez, urólogo clínico con años de experiencia en salud masculina. Desde su consultorio, afirma que cada noviembre se incrementan las consultas, pero aún así, la cantidad de hombres que llegan tarde al diagnóstico sigue siendo preocupante.
“Muchos pacientes llegan cuando ya presentan síntomas urinarios o dolor, y eso normalmente indica que la enfermedad ya está avanzada. El mayor problema no es el cáncer en sí, sino detectarlo tarde”, explica el profesional.
El Dr. Gómez destaca que la próstata es una glándula pequeña pero indispensable, ubicada debajo de la vejiga, y que los cambios malignos pueden tardar años en manifestarse. Por eso, los controles anuales son la herramienta más poderosa para salvar vidas.
Según el especialista, existen dos estudios fundamentales:
• El análisis de PSA (Antígeno Prostático Específico): un examen de laboratorio que mide proteínas asociadas a la próstata.
• El tacto rectal: procedimiento rápido que permite evaluar textura, tamaño y posibles irregularidades.
“Ambos estudios son complementarios. Uno no reemplaza al otro. Y ninguno debería generar vergüenza. Lo realmente preocupante es que un hombre evite el control por miedo o desinformación”, insiste el urólogo.
¿A qué edad deben comenzar los controles?
El consenso médico internacional establece:
• Hombres sin antecedentes familiares: desde los 50 años.
• Hombres con padres o hermanos que hayan tenido cáncer de próstata: desde los 45 o incluso desde los 40 años.
• Hombres con factores de riesgo adicionales (obesidad, sedentarismo, dieta alta en grasas): chequeos individualizados según criterio médico.
La detección temprana permite tratamientos menos invasivos, con mejores tasas de recuperación y mínimas secuelas.
Síntomas que no deben pasarse por alto
Si bien la enfermedad puede avanzar sin señales claras, existen síntomas que deben motivar atención inmediata:
• Dificultad o dolor al orinar
• Chorro débil o intermitente
• Sangre en la orina o el semen
• Necesidad de orinar con mayor frecuencia, especialmente durante la noche
• Dolor lumbar persistente
• Presencia de infecciones urinarias recurrentes
Aun así, el Dr. Gómez recalca que esperar síntomas es un error. La ausencia de dolor o molestias no significa que todo esté bien.
Estadísticas que alertan
Diversos estudios médicos muestran que:
• Uno de cada nueve hombres será diagnosticado con cáncer de próstata a lo largo de su vida.
• Detectado en etapa inicial, supera el 90% de tasa de curación.
• Más del 50% de los diagnósticos tardíos se deben a la falta de controles preventivos.
• La mayoría de los hombres que consultan solo lo hacen cuando ya sienten molestias, reduciendo significativamente las opciones de tratamiento.
La OMS advierte que la incidencia del cáncer de próstata está en aumento debido al envejecimiento poblacional, los cambios de estilo de vida y la falta de cultura preventiva.
El aspecto emocional: el otro gran desafío
Además de los factores médicos, el componente psicológico juega un papel crucial. Muchos hombres evitan consultar por vergüenza, otros por miedo al diagnóstico y algunos simplemente por la idea equivocada de que “si no duele, no pasa nada”.
El Dr. Gómez aclara que esto debe cambiar:
“El control preventivo es un acto de madurez y responsabilidad. No tiene nada que ver con la masculinidad. Al contrario: quien se cuida demuestra fuerza, amor propio y respeto por su familia”.
El rol de la familia y el entorno
Las parejas, hijos y hermanos pueden desempeñar un papel fundamental. Son quienes muchas veces incentivan —y en algunos casos insisten— en que el hombre realice controles médicos anuales.
Las campañas de Noviembre Azul se enfocan también en esto: involucrar a la comunidad, promover charlas, ferias de salud y espacios de educación que naturalicen la conversación.
Prevención más allá del consultorio
Además de los controles, existen medidas de estilo de vida que contribuyen a reducir riesgos:
• Mantener una dieta equilibrada rica en frutas y verduras
• Ejercicio físico regular
• Evitar el exceso de grasas saturadas
• Controlar el peso corporal
• Reducir el consumo de alcohol
• No fumar
Estas prácticas ayudan a mejorar la salud general y disminuyen factores que pueden estimular la aparición de tumores.
Un mensaje que debe durar todo el año
Aunque noviembre se viste de azul para reforzar la prevención, la salud masculina debe ser un compromiso constante. Para el Dr. Gómez, la clave está en normalizar los controles urológicos del mismo modo que las mujeres realizan chequeos ginecológicos.
“La información salva vidas. No se trata solo de un mes de campaña, se trata de mantener una rutina anual que puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y un tratamiento complejo”.


