En Paraguay y en el mundo, los equipos de salud vienen advirtiendo sobre un fenómeno que escapa a los estereotipos, personas que, aun con un cuerpo aparentemente saludable, desarrollan síntomas metabólicos propios de la obesidad.
Se trata de los llamados “falsos delgados”, un grupo que crece silenciosamente y que suele llegar tarde al diagnóstico de diabetes tipo 2.
Aunque para muchos la delgadez es sinónimo de bienestar, los profesionales sostienen que esta percepción puede ser engañosa. La ausencia de sobrepeso visible no significa que el organismo funcione correctamente, y esa falsa sensación de seguridad retrasa consultas, estudios y prevención.
Un perfil cada vez más frecuente: delgados por fuera, alterados por dentro
Los falsos delgados son personas cuyo índice de masa corporal (IMC) figura dentro del rango normal, pero presentan acumulación de grasa visceral —la que se aloja profundamente alrededor de órganos como el hígado, el páncreas y el intestino— y una masa muscular insuficiente para un metabolismo saludable. Este tipo de grasa no se detecta a simple vista, pero es altamente inflamatoria y altera la respuesta del cuerpo a la insulina.
La licenciada Mariela Cano, jefa del Área de Nutrición del Hospital Ingavi (IPS), explica que “el cuerpo de estas personas opera bajo parámetros similares a los de un paciente con obesidad. Aunque por fuera la figura no muestre cambios, por dentro se producen desajustes en el manejo de la glucosa y en los niveles de lípidos que pueden desencadenar diabetes”.
Este fenómeno se observa con mayor frecuencia en adultos jóvenes que llevan una vida sedentaria, trabajadores de oficina, personas que consumen alimentos ultraprocesados a diario, estudiantes con horarios desordenados y quienes duermen poco. En muchos casos, ni siquiera saben que están en riesgo porque nunca han tenido problemas de peso.
La diabetes no distingue complexión física
La diabetes tipo 2 —que representa la gran mayoría de los casos— es una condición caracterizada por la presencia de glucosa elevada en sangre. Con el paso de los años, este exceso deteriora el sistema cardiovascular, daña los nervios, afecta la vista y compromete los riñones.
La Organización Panamericana de la Salud recuerda que cerca de la mitad de las muertes relacionadas con la diabetes ocurren antes de los 70 años. En América Latina, el aumento de sedentarismo, los cambios en la dieta y la falta de actividad física están favoreciendo el avance de esta enfermedad incluso en personas jóvenes, muchas de ellas sin obesidad aparente.
En Paraguay, la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2023) revela que más del 10% de los adultos vive con diabetes, aunque especialistas creen que existe un subregistro importante debido a la cantidad de personas que no acuden a controles preventivos. “Gran parte de los falsos delgados ingresa al sistema de salud cuando ya presentan síntomas, no antes”, señalan médicos clínicos consultados para este informe.
Por qué algunos comen “de todo” y no engordan, pero igual pueden enfermarse
Las diferencias metabólicas entre personas delgadas no son casuales. Cano detalla varios factores que influyen en la capacidad del cuerpo para procesar la energía:
• Genética: algunas familias acumulan grasa en órganos internos sin ganar peso visible.
• Falta de ejercicio: la ausencia de actividad física reduce la masa muscular, lo que disminuye la capacidad del cuerpo para usar glucosa.
• Estrés sostenido: eleva cortisol, una hormona que favorece el almacenamiento de grasa abdominal y aumenta la resistencia a la insulina.
• Sueño deficiente: descansar menos de 6 horas altera el metabolismo del azúcar.
• Mala alimentación: dietas con exceso de grasas trans, azúcares y harinas refinadas pueden provocar inflamación interna aunque el peso no suba.
• Consumo frecuente de comida rápida: aumenta la grasa visceral aunque no implique ganancia visible de peso.
Por ello, la especialista advierte que “no engordar no significa que el cuerpo esté metabolizando correctamente. Hay personas que parecen sanas, pero que internamente están al borde de un diagnóstico de diabetes, hipertensión o hígado graso”.
Consecuencias que pueden pasar desapercibidas durante años
El falso delgado puede presentar alteraciones silenciosas como:
• Niveles elevados de glucosa
• Colesterol y triglicéridos altos
• Infamación hepática o hígado graso no alcohólico
• Fatiga, disminución de fuerza, dolores musculares
• Problemas de concentración
• Riesgo cardiovascular prematuro
Como estos signos no siempre generan síntomas inmediatos, el deterioro avanza sin advertencias. En muchos casos, la diabetes se detecta por casualidad en análisis de laboratorio o durante controles por otras enfermedades.
La importancia de mirar más allá de la balanza
Uno de los desafíos en salud pública es desmontar la creencia de que la delgadez es sinónimo de buena salud. Cano sostiene que “el cuerpo puede mostrar una apariencia normal, pero funcionar de forma disfuncional. La evaluación médica debe incluir composición corporal, análisis de sangre, medición del perímetro abdominal y estudio de hábitos”.
Los especialistas recomiendan prestar atención a señales como cansancio persistente, sueño alterado, digestiones pesadas, pérdida de masa muscular o acumulación de grasa en la zona abdominal aunque el peso no varíe.
Prevención: el camino más efectivo para evitar la diabetes
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, los profesionales enfatizan que prevenir es más sencillo que revertir. El plan básico incluye:
• Actividad física regular, combinando ejercicios aeróbicos y de fuerza.
• Alimentación equilibrada, basada en frutas, verduras, proteínas de calidad y cereales integrales.
• Control del estrés mediante técnicas de relajación o terapia.
• Dormir bien, al menos 7 a 8 horas por noche.
• Consulta médica anual, incluso en personas delgadas o jóvenes.
“Un estilo de vida ordenado es la mejor estrategia para evitar complicaciones. La salud no se mide en kilos, sino en cómo funciona el cuerpo”, subraya Cano
Fonte: Paraguay.com


