ACV en jóvenes: el alarmante aumento de casos que preocupa a neurólogos y expone hábitos modernos

El accidente cerebrovascular (ACV) dejó de ser una enfermedad asociada exclusivamente a los adultos mayores.

En Paraguay, así como en gran parte de América Latina, se observa un crecimiento sostenido de casos en personas jóvenes, incluso en edades que van desde los 18 hasta los 35 años. Según el neurólogo Gustavo Báez, esta realidad obliga a repensar la forma en que se evalúa la salud en los jóvenes, pues muchos de los nuevos factores de riesgo están directamente vinculados a los cambios en los hábitos de vida.

Una tendencia que cambia el mapa epidemiológico

Hasta hace poco, los ACV se concebían dentro de un contexto principalmente geriátrico. Sin embargo, los datos clínicos recientes muestran una presencia creciente de pacientes que llegan a los servicios de emergencias sin antecedentes conocidos, sin hipertensión, sin diabetes y sin enfermedades cardiovasculares diagnosticadas.

La explicación no está necesariamente en enfermedades preexistentes desconocidas: en muchos casos, los culpables son los nuevos hábitos y la exposición constante a factores de riesgo que se han normalizado entre los jóvenes.

“Estamos viendo cambios importantes. La mitad de los jóvenes que ingresan por ACV tenían vidas relativamente normales, pero cargadas de estrés, mala alimentación y horas interminables frente a pantallas”, explica el neurólogo Báez.

Depresión, estrés extremo y trastornos del sueño: el peso de la salud mental

En los últimos años, la salud mental se ha convertido en un factor decisivo para la salud neurológica. Báez señala que la depresión y el estrés crónico alteran profundamente el sistema cardiovascular. La liberación constante de cortisol —la hormona del estrés— favorece la inflamación de los vasos sanguíneos, aumenta la presión arterial y altera el sueño, elementos que predisponen al ACV.

La privación del sueño, especialmente frecuente en adolescentes y jóvenes que pasan horas en redes sociales o videojuegos durante la madrugada, duplica el riesgo de sufrir un evento cerebrovascular, según estimaciones clínicas.

Además, la falta de descanso adecuado se relaciona directamente con arritmias, aumento del colesterol y dificultades en la regulación de la glucosa.

Anticonceptivos hormonales: un factor aún subestimado en mujeres jóvenes

El uso de anticonceptivos hormonales combinados (especialmente los que contienen estrógenos) constituye uno de los factores más relevantes para mujeres jóvenes. Estos medicamentos pueden favorecer la formación de trombos, aumentando el riesgo de ACV isquémico, principalmente en quienes:

• fuman,

• tienen migrañas con aura,

• presentan antecedentes de trombosis en la familia,

• sufren obesidad o trastornos metabólicos.

Aunque la incidencia sigue siendo baja en términos absolutos, los especialistas remarcan que la combinación de anticonceptivos, sedentarismo y vapeo —un hábito en aumento— puede elevar significativamente el riesgo.

Sedentarismo y vida digital: una combinación explosiva

La vida moderna ha reducido drásticamente la actividad física cotidiana. Jóvenes que pasan entre 8 y 12 horas al día sentados, ya sea en el trabajo, en clases virtuales o frente a pantallas, desarrollan problemas de circulación, aumento de peso y resistencia a la insulina.

Según especialistas en medicina interna, el sedentarismo prolongado es comparado incluso con el tabaquismo en términos de daño metabólico.

A esto se suma el consumo frecuente de comida rápida, energizantes, bebidas azucaradas y café en exceso, elementos que aumentan la presión arterial y afectan el funcionamiento cardiovascular.

El resultado: cuerpos jóvenes con arterias envejecidas.

Tabaquismo, vapeo y drogas: factores que aceleran el riesgo

Si bien el cigarrillo tradicional sigue siendo un factor determinante, el vapeo irrumpió con fuerza entre los adolescentes y jóvenes adultos. Muchos lo consideran inofensivo, pero los estudios clínicos demuestran que:

• genera inflamación arterial,

• aumenta la frecuencia cardíaca,

• puede producir microtrombos,

• altera la oxigenación cerebral.

El consumo de drogas estimulantes como cocaína o metanfetaminas también está vinculado a la rotura de vasos sanguíneos y a eventos hemorrágicos que pueden ser fatales incluso a los 18 o 20 años.

Obesidad temprana, hipertensión oculta y diabetes silenciosa

En Paraguay, cada vez más jóvenes presentan obesidad o sobrepeso, muchas veces desde la adolescencia. Esto favorece el desarrollo temprano de hipertensión y diabetes tipo 2, enfermedades que históricamente aparecían después de los 40 años.

Lo más preocupante es que muchos jóvenes no tienen controles médicos anuales, por lo que desconocen que ya están desarrollando factores de riesgo severos.

“Hay jóvenes que llegan a urgencias con un ACV y recién ahí se enteran de que tenían presión alta”, señala Báez.

El impacto de la genética y las enfermedades autoinmunes

Aunque menos frecuente, hay casos en los que los ACV en jóvenes se relacionan con enfermedades autoinmunes como lupus o síndrome antifosfolípido. Estas condiciones aumentan la coagulación sanguínea y pueden provocar obstrucciones en arterias cerebrales incluso en personas sanas y físicamente activas.

Asimismo, las malformaciones arteriovenosas y algunas cardiopatías congénitas pueden pasar desapercibidas durante años y manifestarse por primera vez con un ACV.

Países de la región también reportan aumento de casos

El fenómeno no es exclusivo de Paraguay. Países como Chile, Brasil y Argentina reportan un aumento de entre 15% y 30% de casos de ACV en menores de 45 años durante la última década. Los especialistas coinciden en que este cambio responde al impacto de:

• estilos de vida sedentarios,

• aumento del consumo de alcohol de fin de semana,

• incremento del vapeo,

• estrés laboral y académico,

• falta de controles médicos.

En Europa y EE.UU. la tendencia es exactamente la misma, lo que confirma que se trata de un problema mundial vinculado al modo de vida contemporáneo.

Síntomas que no deben ignorarse

El reconocimiento precoz es fundamental. Los especialistas recomiendan acudir de inmediato al hospital ante señales como:

• pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo,

• dificultad para hablar, tartamudeo o frases incoherentes,

• pérdida de visión o visión doble,

• dolor de cabeza brusco e intenso,

• mareos, desmayo o desorientación.

Cada minuto cuenta: cuanto más tarde llega el paciente, menores son las posibilidades de recuperación completa.

Prevención: el desafío urgente en jóvenes

Los neurólogos sostienen que el ACV es prevenible en más del 80% de los casos mediante cambios sencillos pero sostenidos:

• actividad física diaria,

• control del estrés y la salud mental,

• reducción del consumo de alcohol y energizantes,

• chequeos médicos anuales,

• no fumar ni vapear,

• alimentación basada en frutas, verduras y proteínas magras,

• evaluación ginecológica y cardiovascular antes de usar anticonceptivos hormonales.

Báez concluye que el principal desafío es generar conciencia:

“El problema no es solo médico, es cultural. Muchos jóvenes creen que el ACV es algo lejano. Pero hoy, por desgracia, es una realidad que toca a cualquier edad”.

neurólogo Gustavo Báez

Fonte: Paraguay.com