Amarre y sextorsión: el engaño que arrastra a las víctimas a una trampa virtual

En Paraguay y otros países de la región, ha emergido una modalidad de estafa que fusiona manipulación emocional, fraude digital y chantaje sistemático.

Se trata de supuestos “brujos digitales” que prometen rituales de amarre —es decir, intervenciones místicas para “recuperar” parejas o asegurar relaciones amorosas—, pero que al poco tiempo convierten a las víctimas en blanco de una extorsión mucho más grave: la sextorsión.

¿Cómo se desarrolla el engaño?

El escenario típico suele desarrollarse de la siguiente forma:

• La víctima atraviesa una situación de vulnerabilidad sentimental: por ejemplo, conflictos de pareja, miedo a la ruptura o deseo de reconquistar a alguien.

• A través de redes sociales (mensajes en Facebook, Instagram, WhatsApp, Telegram) aparece la oferta de un ritual: “amarrar” a la pareja, fortalecer el vínculo, impedir que alguien la abandone.

• Se genera contacto con un supuesto “brujo digital” o equipo de ritualistas que piden detalles íntimos: información sobre la pareja, fotografías privadas, incluso videos de escenas íntimas, bajo el argumento de que esos elementos son necesarios para “potenciar” el hechizo.

• Una vez que la víctima ha enviado esos archivos, la trampa se cierra: los estafadores tienen ya material comprometedoro. Entonces comienza una escalada de exigencias: primero un monto de dinero para “continuar el trabajo”, luego otro pago para “mantener el efecto”, y finalmente la amenaza explícita de publicar las imágenes, videos o datos personales si no se colabora.

• La víctima, avergonzada, asustada y muchas veces sin saber qué hacer, accede al chantaje. Se producen transferencias, envíos de criptomonedas o pagos con mecanismos de difícil rastreo.

• El contacto físico nunca ocurre: todo el proceso es virtual, lo que dificulta rastrear a los autores.

• Muchas veces la víctima permanece en silencio por miedo al escándalo personal, a la difusión pública de su intimidad, o por vergüenza. Esto favorece que los estafadores operen con impunidad.

¿Por qué esta modalidad es tan peligrosa?

• Manipulación emocional: Los estafadores aprovechan un estado de vulnerabilidad: ruptura, celos, inseguridad sentimental. Prometen una solución “mágica” al dolor emocional.

• Uso de la tecnología y la divulgación íntima: Al obtener contenido privado, los delincuentes no necesitan violencia física; la mera amenaza de difusión ya es control suficiente.

• Aislamiento de la víctima: Muchas víctimas creen que son las únicas, sienten vergüenza de que su situación salga a la luz y prefieren no contar a nadie, lo que prolonga la extorsión.

• Dificultad de localización: Al operar vía Internet, desde perfiles falsos o desde el extranjero, la investigación se complica.

• Baja visibilidad y subregistro: Aunque algunas estadísticas están disponibles, expertos consideran que sólo una fracción de los casos se denuncia, por lo que el fenómeno real puede ser mucho mayor.

Datos y estadísticas en Paraguay

Aunque los datos suelen ser parciales, permiten vislumbrar la magnitud del problema en el país:

• Según el Departamento Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía Nacional, se reciben entre 7 y 10 denuncias por día de sextorsión.

• En 2021 se estimó que la oficina contra los delitos informáticos de la Policía Nacional del Paraguay registraba alrededor de 60 denuncias por mes, lo que da un estimado de unos 400-500 casos al año sólo en esa dependencia.

• Respecto al perfil de víctimas: se reporta que aproximadamente el 70 % de las víctimas son hombres.

• En una fuente se indica que, en más del 72 % de las llamadas al *377, la modalidad denunciada era sextorsión.

• En cuanto al contexto de violencia digital de género, el estudio de TEDIC detalla que en Paraguay la “violencia telemática” (incluyendo extorsión, difusión de material íntimo) se encuentra poco visibilizada y es difícil de cuantificar por falta de registros consolidados. 

Estos datos muestran que esta modalidad de delito ya se encuentra institucionalmente registrada y que la magnitud es significativa. Sin embargo, la cifra real podría ser mucho mayor debido a la subdeclaración y la vergüenza que rodea al delito.

Contexto social y cultural

• En sociedades donde el amor romántico, la fidelidad y el temor a la ruptura ocupan un lugar simbólico importante, el “salvar la pareja” se convierte en una motivación emocional poderosa. Los estafadores la explotan habilidosamente.

• El uso de rituales o creencias místicas funciona como gancho porque genera credibilidad: en el imaginario popular muchos creen en la “magia del amarre”, lo que abre una puerta de confianza en los delincuentes que se presentan como ritualistas.

• En el plano digital, la proliferación de redes sociales, aplicaciones de mensajería y perfiles falsos facilita el contacto anónimo y la manipulación desde la distancia.

• La difusión de material íntimo sin consentimiento también se expresa como una forma de violencia de género o de control: aunque la mayoría de las víctimas denunciadas sean hombres, las mujeres también están afectadas, y el fenómeno puede ocultar dinámicas de género más complejas (control, humillación, violencia sexual).

• El sentimiento de vergüenza o culpa que sienten las víctimas impide que muchas lo hagan público o busquen ayuda, lo que favorece la acción de los delincuentes y dificulta la intervención.

¿Dónde y cómo denunciar?

Si sos víctima o conocés a alguien que lo pueda ser, estas son las vías recomendadas:

• Llamar al *377, línea habilitada por la Policía Nacional para denuncias de antisecuestro, antiextorsión y delitos cibernéticos.

• Acudir a la comisaría más cercana o a la unidad de delitos informáticos de la Policía Nacional.

• Presentar la denuncia también en la Ministerio Público de Paraguay, que tiene competencias para investigar estos delitos.

• Conservá evidencias: capturas de pantalla de chats, fotos o videos enviados, datos del contacto del interlocutor (número de teléfono, perfil en redes sociales), comprobantes de transferencia, etc. Estas pruebas facilitan la investigación.

• No respondas a las amenazas ni hagas nuevos pagos sin asesoramiento. Informá a alguien de tu confianza y buscalo apoyo profesional (policial, legal).

• Protegé tu experiencia: pedí confidencialidad si lo deseas, y sabé que la Policía y el Ministerio Público tienen el deber de proteger la identidad de la víctima cuando lo solicite.

Recomendaciones para prevenir caer en la trampa

• No compartas imágenes íntimas o datos personales con desconocidos, ni aun cuando te lo pidan “para un trabajo” o “ritual”.

• Configurá adecuadamente la privacidad de tus perfiles en redes sociales; no aceptes solicitudes de amistad o seguimiento de personas desconocidas sin verificar.

• Desconfiá de ofertas de “salvar tu pareja” o “garantizar el amor” que requieran pagos o envío de fotos personales.

• En conversaciones digitales: recordá que lo que compartís puede ser usado en tu contra. Pensá dos veces antes de enviar algo de lo que luego podrías arrepentirte.

• En caso de recibir amenazas de publicación de material íntimo, no accedas al chantaje. Denunciá inmediatamente.

• Contá lo que te está pasando a alguien de confianza: muchas veces hablar con un tercero ayuda a salir del aislamiento y a buscar ayuda.

Lo que comienza como la promesa aparentemente inocente de un “trabajo de amarre” o de recuperar la relación puede terminar transformándose en un mecanismo sofisticado de vulnerabilización, chantaje emocional y pérdida financiera. Cada archivo íntimo enviado, cada transferencia realizada, cada “pago para continuar” hace más fuerte la red de poder que tienen los estafadores sobre la víctima.

Las autoridades aclaran que la sextorsión ya no es sólo un problema individual de vergüenza o culpa: es un delito que requiere intervención pública, confianza en el sistema de denuncia y políticas de prevención. En Paraguay, la línea *377, las unidades de antisecuestro y los mecanismos de la Policía Nacional y el Ministerio Público están establecidos para actuar.

Fonte: Paraguay.com