Caacupé 2025: Monseñor Pistilli cuestiona que “se produce más, pero se reparte menos”

En el quinto día del Novenario de la Virgen de Caacupé, el obispo de Encarnación lanzó críticas al desequilibrio ambiental, la pobreza persistente y la falta de justicia distributiva. Pidió que la Iglesia sea coherente y denunció que el progreso “no puede dejar heridos en el camino”.

La homilía de la misa de las 19:00 de este martes dejó uno de los mensajes más contundentes del novenario de la Virgen de Caacupé, cuando el monseñor Francisco Pistilli, obispo de Encarnación, apuntó con firmeza a las desigualdades que siguen marcando al país, pese a su potencia productiva, advirtiendo que Paraguay genera riqueza, energía y alimentos, pero no logra convertir ese potencial en condiciones dignas para todos.

“El beneficio social y económico de nuestra fuerza productiva sigue sin llegar a todos”, afirmó, remarcando que la pobreza “no es un accidente” sino resultado de decisiones que excluyen a quienes quedan fuera del reparto.

Enmarcado en el lema “Cuidar la Casa Común: Miren los lirios del campo”, Pistilli recordó el mandato evangélico como una exigencia actual.

“Denles ustedes mismos de comer”, citó, enfatizando que hoy ese llamado significa cuidar el suelo, el agua y la vida de las comunidades que sufren más cuando los recursos se agotan o se manejan sin responsabilidad.

El obispo sostuvo que Paraguay vive un desequilibrio preocupante: se produce más, pero se reparte menos; se avanza tecnológicamente, pero se sacrifica diversidad; se impulsa el volumen, pero se descuida la calidad y la sostenibilidad.

Cuestionó que la ambición económica “pise” a los pequeños productores, degrade la naturaleza y deje a miles fuera del futuro prometido.

“La riqueza de un país no se mide por el PIB, sino por el valor de cada vida y el cuidado de todos y de todo”, insistió, en una crítica directa al modelo que prioriza cifras antes que dignidad.

Pistilli evocó la imagen bíblica de la armonía mesiánica, mencionando que Isaías anuncia un tiempo donde el fuerte deja de someter al débil.

“Morará el lobo con el cordero…”, señaló, a la vez de subrayar que la paz verdadera no es ingenua, sino eliminación del abuso y la desigualdad que hieren al tejido social.

El pastor pidió una “conversión ecológica real”, no solo ambiental, sino también social, política y económica. Señaló que no es sostenible un país que destruye para producir ni una economía que crece mientras degrada los recursos que sostienen la vida de futuro.

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“No es sabio destruir para construir, depredar para consumir o dividir para reinar”, advirtió, resaltando que estas prácticas alimentan un círculo de exclusión.

El mensaje también apuntó hacia adentro de la Iglesia. Pistilli pidió coherencia, asegurando que el anuncio debe venir acompañado de hechos concretos: reducción de residuos, energía limpia, paneles solares, eliminación del plástico en peregrinaciones, clasificación de basura y políticas eclesiales que cuiden el ambiente.

“No podemos ser como el pastorcito que gritaba: ‘Ahí viene el lobo’… y no ser honestos en lo que practicamos”, expresó, llamando a una autocrítica institucional.

Sobre el futuro de los jóvenes, insistió en promover carreras agrícolas, energías limpias, oficios rurales y arraigo en el campo. Defendió la agricultura familiar como base de la soberanía alimentaria y pidió políticas que acompañen su desarrollo.

“Queremos una Iglesia que sea testimonio, que muestre que la mejor economía es la del cuidado”, afirmó, indicando que el verdadero progreso es el que construye comunidad y no el que deja marginados.

Encomendó, finalmente, el camino del país a la Virgen de Caacupé, a quien definió como la mujer humilde y sabia que muestra el camino del equilibrio y la justicia.

“Lo sabio no es acaparar, sino cuidar y compartir”, concluyó, pidiendo avanzar hacia una “casa común” donde la dignidad llegue para todos.

Fonte: Ultima Hora