En un contexto donde el acceso a la tecnología se vuelve cada vez más temprano y común, expertos en ciberseguridad y salud mental en Paraguay lanzan una fuerte advertencia, los niños están siendo expuestos a riesgos digitales para los que ni ellos ni sus familias están preparados.
El especialista en ciberseguridad Miguel Ángel Gaspar, director de Paraguay Ciberseguro, fue categórico al referirse al tema.
“Los niños no tienen nada que hacer en redes sociales. Un smartphone no es para un niño ni para un adolescente. Permitírselo sin control es una irresponsabilidad social”
Especialista en ciberseguridad Miguel Ángel Gaspar
Redes sociales: un entorno adulto no apto para menores
Gaspar señala que plataformas como TikTok, Discord, Instagram y Facebook fueron diseñadas para públicos adultos, pero que hoy se ven invadidas por usuarios menores de edad que acceden a ellas sin ningún tipo de regulación. “Estamos entregando a nuestros hijos a entornos donde conviven pedófilos, pederastas, delincuentes digitales y dinámicas que deterioran su salud mental”, advirtió.
El especialista remonta parte del problema a la Ley COPA (Children’s Online Privacy Protection Act) de 1998 en Estados Unidos, que permitía a los menores declarar su edad marcando una simple casilla, sin supervisión de los padres. “Desde ahí se instauró la famosa edad mínima de 13 años para acceder a plataformas, pero hoy sabemos que eso no sirve para protegerlos”, aseguró.
La vulnerabilidad se acentúa con el uso de inteligencia artificial e ingeniería social por parte de agresores digitales, quienes rastrean perfiles de menores con sorprendente facilidad. “Con solo escribir el nombre de un colegio paraguayo en TikTok, aparecen perfiles de adolescentes bailando, mostrando su intimidad, sin ninguna noción del peligro que eso representa”, expresó Gaspar.
Videos virales, exposición extrema y abuso digital
Las plataformas incentivan la publicación de contenido visual que puede ser replicado, descargado y usado con otros fines. Según Gaspar, muchos de estos videos muestran a niñas en coreografías sensuales, siguiendo tendencias musicales, muchas veces con vestimentas sugerentes o expuestas. “No solo se pierde el control sobre el contenido, sino que se facilita la creación de material de explotación sexual infantil”, denunció.
El especialista también hizo énfasis en una regla básica de protección: los menores no deben dormir con sus celulares. “El celular tiene que estar fuera de la habitación a la hora de dormir. Es un principio de cuidado que muchos padres ignoran”, afirmó
Además, alertó sobre un fenómeno creciente, niños que interactúan con inteligencias artificiales como ChatGPT, Copilot o Perplexity, en lugar de conversar con sus padres o maestros. “Están buscando contención emocional en espacios no diseñados para ellos. Eso debe hacernos reflexionar sobre cómo estamos fallando como adultos”, expresó.
Impacto emocional y desarrollo alterado
Gaspar mencionó estudios realizados en países como Finlandia, Francia, España, Brasil y Australia, donde se evidencia el impacto negativo del uso excesivo de pantallas en la infancia. Las conclusiones coinciden, el desarrollo emocional, la empatía, el lenguaje y la salud mental se ven afectados cuando no se establecen límites claros en el acceso a lo digital.
¿A qué edad puede un niño comenzar a utilizar tecnología?
A partir de los 6 o 7 años, y siempre con supervisión. No se trata solo del aparato, sino del contenido, el tiempo de uso y el acompañamiento emocional. Para redes sociales, bajo ningún punto, antes de los 13, y aun así, con guía constante, señaló Leticia Gómez, psicóloga clínica.
¿Qué daños puede ocasionar el uso sin control de dispositivos?
El cerebro del niño está en desarrollo. La exposición constante a pantallas altera su capacidad de atención, su regulación emocional, y genera dependencia. Además, se ha observado un aumento de cuadros de ansiedad, depresión infantil y alteraciones del sueño relacionados al uso excesivo de pantallas, menciona.
¿Por qué los niños buscan apoyo emocional en redes o en la inteligencia artificial?
Según la profesional es porque no encuentran escucha activa ni contención en sus entornos reales. Las redes y los chatbots les ofrecen respuestas inmediatas, pero sin empatía ni criterios adecuados. Esto puede derivar en confusión, retraimiento emocional o incluso en toma de decisiones peligrosas.
¿Cuál debe ser el rol de los padres o cuidadores?
Remarcó que es el de ser guías y no simples vigilantes. Educar en el uso saludable de la tecnología, dialogar abiertamente sobre los riesgos, establecer rutinas claras, y lo más importante: estar presentes. No se puede pedir a un niño que se desconecte si su familia vive pegada a la pantalla.

¿Qué señales de alerta deben observar los padres?
Irritabilidad sin causa, aislamiento, cambios de humor repentinos, dificultad para dormir, bajo rendimiento escolar, obsesión con el celular, o si el niño se muestra demasiado reservado con lo que ve o hace online. Estas son señales de que algo no está bien, agregó.
Una sociedad que debe reaccionar a tiempo
Gaspar y Gómez coinciden en que el debate ya no puede postergarse. La protección digital debe formar parte de la agenda pública y de las políticas de crianza. Las escuelas, los medios y los padres deben trabajar juntos en educación digital responsable.
La tecnología no es el enemigo. El problema surge cuando se transforma en sustituto de la atención, del afecto y del cuidado. La falta de límites y el acceso prematuro están convirtiendo a los menores en blancos vulnerables de una red global que no perdona la ingenuidad.
“No se trata de demonizar la tecnología”, finaliza Leticia Gómez, “sino de recuperar el vínculo humano como base para formar niños seguros, críticos y emocionalmente sanos”.
Fonte: Paraguay.com