PRIMERA MUJER PILOTO DEL A-29. Cynthia Orué es una de las pilotos que vuela en un Super Tucano.
ENTRENAMIENTO. La teniente se capacitó durante seis años y ya acumula 450 horas de vuelo.
APOYO FAMILIAR CLAVE. Padres de Orué le dieron todas las herramientas para poder formarse.
OBJETIVO. La próxima meta de la teniente es convertirse en instructora de aviones caza.
Una tarde calurosa de noviembre del 2010, un grupo de alumnos del tercer ciclo del Colegio Nacional Gral. Andrés Rodríguez de Asunción, tras terminar el último examen, se reunieron para hablar y conocer lo que haría cada uno en adelante con sus vidas, luego de terminar la secundaria. Estos adolescentes explotaron de risas cuando escucharon a Cynthia Orué decir que quería ser militar. Atendiendo que la joven era de contextura física delgada, sus compañeros no la veían con un perfil militar. Lo que este grupo de compañeros no sabía en ese momento era que esas risas y el descreimiento que expresaban iban a ser parte del combustible que motivó e impulsó a Orué a convertirse en la primera piloto paraguaya de un avión caza A-29 Super Tucano, la principal fuerza de combate de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) en la actualidad. Orué es la segunda de seis hermanos (4 mujeres y dos varones). Nació en Mariano Roque Alonso y es hija de Zunilda Zoraida Santacruz de Orué e Isidro César Orué. De los seis hijos, dos resultaron militares, además de Cynthia, su hermana menor y la tercera entre los seis, Leidy Orué, es actualmente teniente mayor de logística de aviación.
–¿De dónde viene y por qué decidió ser militar?
–Soy la teniente primero, piloto aviador militar Cynthia Carolina Orué Santacruz, tengo 32 años y soy de la ciudad de Mariano Roque Alonso. Decidí ingresar a la Academia Militar en el 2011 para volverme oficial de las Fuerzas Armadas de la Nación, para cumplir el rol de cuidar de nuestra nación. La misión que tiene el personal militar es justamente custodiar nuestro territorio y a las autoridades legítimamente constituidas. Entonces decidí colocar como meta para mi vida ese gran proyecto.
–¿Por qué decidió ser piloto militar?
–En el año 2012, fue mi primer contacto con la aviación. Realicé el cursillo para ser cadete de la Fuerza Aérea Paraguaya y la verdad que en la academia uno iba viendo a los cadetes y oficiales de la Fuerza Aérea. Me inspiraba bastante ver un traje de vuelo, y por sobre todas las cosas, cuando era más pequeña, los vuelos, porque Mariano Roque Alonso está aquí cerca. Entonces, uno veía los vuelos a diario y eso me inculcó bastante, y el hecho de ser militar implica ser disciplinado. Fue eso lo que siempre me decía mi padre, que el militar debe ser disciplinado, debe ser una persona íntegra. Era eso lo que yo anhelaba, convertirme en ese tipo de persona.
–¿Qué mensaje daría a los jóvenes que también anhelan lograr cosas importantes pero difíciles?
–Las mujeres somos muy aguerridas, somos muy decididas. Podemos con todo lo que nos propongamos; cualquier ser humano en este mundo puede lograr lo que desea, solo es cuestión de querer. Nada es fácil, siempre vamos a tener días buenos y malos, que es parte de la vida. Los días malos también son necesarios para que podamos valorar los buenos momentos.
–¿Fue duro el entrenamiento?
–Costó mucho, así como a cualquier piloto le hubiera tocado. Tengo oficiales, instructoras mías, que también estoy segura que les costó un montón. Y es parte del filtro que uno va pasando para llegar a ser piloto de la Fuerza Aérea Paraguaya. Inicié siendo cadete de segundo curso. Uno tiene que hacer un cursillo para ser de la FAP, aún uno no es piloto, uno no se vuelve piloto en ese momento, es solo para poder hacer el curso ya siendo oficial. Siendo subteniente, realicé el curso de pilotaje durante un año y medio. Posterior a eso, hice varios cursos como para ser instructora de vuelo, impartí instrucción en la ciudad de Concepción, fueron seis años en los que acumulé unas 450 horas de vuelo, que me ayudó a ganar experiencia y seguridad por sobre todas las cosas. Luego tuve la oportunidad de ingresar a la aviación de caza, me abrieron las puertas. Posterior a eso, me convertí en la segunda piloto de caza del Paraguay, en el 2023.
(Orué es la segunda piloto mujer de un caza en Paraguay. La primera es la mayor Jennifer Pedrozo, quien pilotó un AT-27 Tucano. No obstante, Orué es la primera mujer en pilotar un A-29 Super Tucano).
–¿Cómo tomó su familia cuando mencionó la decisión de ser militar?
–Mi papá y mi mamá me apoyaron bastante. Ellos son muy unidos en ese sentido. La decisión la toman cada uno y ellos se apoyan. Incluso fue mi padre el que me dijo que podía irme a la academia (Academia Militar Francisco S. López en Capiatá – Academil), fue él el que me preguntó: ¿te vas a ir a la Academia? Le respondí que sí; fueron dos meses de entrenamiento, la parte teórica, la parte física. Fue gracias a mis padres que se sacrificaron para darme todas las herramientas para que yo pueda estudiar. Somos una familia humilde; son seis hijos que ellos criaron; gracias a Dios todos trabajamos, todos estudiamos, no somos gente de mal.
–¿Cómo nació esa pasión por el vuelo?
–Siempre la aviación fue algo admirable para mí. Ver en la Fuerza Aérea a los cadetes de pilotaje que iban embarcando, que le decimos cuando van a la Fuerza Aérea. La academia está en Capiatá, entonces veíamos que los cadetes de la Fuerza Aérea se iban así, con sus trajes de vuelo, lindos y les veía diferentes. Esa diferencia era bastante atractiva. Fue eso lo que me llamó a lo que sería la Fuerza Aérea.
Primero fui piloto del T-35 Pillán. Es la aeronave de entrenamiento básico. El curso se realiza en Concepción. Cuando uno se recibe de pilotaje de la academia militar debe hacer el curso para ser piloto. Eso se hace en Concepción. Tiene una duración de un año, un año y medio. Mi curso duró un año y medio y nos recibimos 10 pilotos, de los cuáles, éramos tres chicas.
–¿Cómo pudo sobrellevar las dificultades? ¿Hubo momentos en que pensó retirarse?
–Gracias a Dios no pasó aún eso por mi cabeza porque yo se cuánto le costó a mis padres haberme ayudado para ingresar a la academia, y más aún todo lo que yo ya luché por estar aquí. No pasó por mi mente aún eso y espero que nunca pase. Siempre vamos a tener momentos buenos y malos, y es parte de la vida. Simplemente queda refugiarse en la familia, en Dios, para los que creen en él, y buscar esa esperanza, que todo va a pasar, de que ninguna tormenta es eterna.
–¿Los Super Tucanos son manejados por dos pilotos?
–Tiene dos asientos, dos lugares, en frente y atrás. Vinieron cuatro pilotos de la Embraer (fabricante aeronáutico brasileño) y cuatro pilotos paraguayos. Yo realicé el curso de esta aeronave en el 2023, en Natal (Río Grande del Norte, Brasil), curso de 10 meses. Fue el curso de caza el que se desarrolla en Río Grande del Norte, tiene una duración de 10 meses. Fuimos 23 egresados y yo la única extranjera.
–Es un orgullo familiar…
–Sí, sentí la mirada de mis padres. Ese orgullo que ni siquiera es necesario decir nada. En la mirada de ellos sentí esa felicidad de haberme visto llegar y para mí misma fue algo muy enorgullecedor. Porque ser parte de la tripulación que trajo esas aeronaves es algo histórico. Quiérase o no, ya está escrito en nuestra historia, en la historia del Paraguay.
–¿Cómo tomó la comunidad de Roque Alonso que usted sea una de las pilotos que trajo el Super Tucano?
–Están felices, mis vecinas, señoras que me conocían de pequeña, me llamaron, me felicitaron. Me puso muy contenta, ya que ellos veían que me iba a la despensa a comprar algo, y pensar que aquella pequeñita que veían antes ahora es piloto de caza.
–¿Cómo lo vivió en lo personal?
–Es emocionante, gratificante, es como la sensación del deber cumplido para con ellos. Ellos se sacrificaron un montón por mí; entonces yo cumplo con ellos al darle este tipo de felicidad de emociones.
–¿Cuál es su meta y objetivo en su carrera?
–Nosotros vamos por partes; siempre hablamos de curso básico, curso de líder y por último instructor. El objetivo final mío es llegar a ser instructor. El siguiente paso es convertirme en líder de caza, y si Dios permite, convertirme en líder de caza de esta aeronave.
–Mensaje a la ciudadanía sobre el descreimiento que existe en parte de la sociedad sobre las fuerzas públicas…
–Cada uno tiene su derecho de opinar, su forma de pensar y respeto eso. Pero considero que, como Fuerzas Armadas, estamos haciendo un esfuerzo enorme por construir un Paraguay mejor. Particularmente, creo que cada persona, realizando su trabajo de manera correcta, está llevando este país a un lugar mejor para el futuro. Yo tomo el compromiso de hacer algo mejor y vos en tu lugar lo mismo. Así, cada personal de la Fuerza Aérea Paraguaya. La FAP es un lugar que tiene como objetivo principal prepararle al personal para cumplir de manera correcta nuestro trabajo y nuestra misión, ya que está el país por delante.
–Mensaje para los jóvenes
–Les deseo que estudien por sobre todas las cosas. Siempre digo que el camino es estudiar, prepararse, trabajar, uno no tiene que tener miedo del trabajo porque es así cómo uno llega al éxito, con esmero, con esfuerzo, con disciplina por sobre todas las cosas. Todo lo que logramos con mucho esfuerzo tiene una sensación que nos llena más adelante. Deseo que sean gente llena de valores, gente íntegra, eso uno llega a tener con el estudio, con el apoyo de la familia, apoyándose en la familia, apoyándose en las cosas buenas, en los valores que uno puede ver de la sociedad.
Gracias a mis padres que se sacrificaron para darme todas las herramientas para que yo pueda estudiar. Tte. Cynthia Orué, piloto aviador militar.
Me decía mi padre que el militar debe ser disciplinado, debe ser una persona íntegra. Era eso lo que yo anhelaba, convertirme en ese tipo de persona.
Las mujeres (paraguayas) somos muy aguerridas, somos muy decididas. Podemos con todo lo que nos propongamos.
Fonte: Ultima Hora
